lunes, 19 de abril de 2010

El Perfume


Como habéis podido comprobar llevaba bastante tiempo sin escribir aquí, y no por que faltaran noticias, si no por la creencia de que nadie leía este blog, me parecía que estuviese hablando solo delante un espejo. Un buen amigo, Arturo, me sustrajo de tal idea, porque hay gente que lo lee y sobre todo, los que están fuera del pueblo. Aunque fuese solo por uno, merecería la pena.
Todos los años, mis hermanos, como si fuese un rito establecido, me dicen lo mismo, ven a Sevilla, con lo que te gusta a ti la Semana Santa, disfrutarías como un enano, y la verdad, no les falta razón, ligado como estoy al mundo cofrade desde “chicuelillo”, primero como corneta ( de primera, no vallamos a confundirnos), luego como costalero y después metido en las diferentes juntas de gobierno. Quien va ha disfrutar más que yo en la Semana Santa de Sevilla, referente indiscutible de todo aquello que huele al mundo cofrade, en cualquier caso igual, pero más no. Quien mejor que un músico, sabe apreciar cuando se toca una buena marcha, quien mejor que un costalero sabe del trabajo y esfuerzo de una buena chicota, quien si no los miembros de las juntas de gobierno, se dan cuenta del trabajo que conlleva la organización de todo un año para como quien dice, para un rato que estamos en la calle, que para lo bueno y lo malo, en ese corto espacio de tiempo se concentra el trabajo de todo un año, y como todo extracto, en él se aprecian los errores así como los aciertos que durante ese ejercicio se han realizado, a modo de destilación.
Para la extracción del perfume, bien sea por los métodos tradicionales como la destilación exprimición y enfleurage, o por los más novedosos como el solftact mediante CO2, hace falta 1000 kilos de flores para obtener 180 gramos de esencia perfume. Una junta de gobierno necesita trabajar durante todo un año, para un rato de procesión. Lo bueno de todo esto es saber si ha valido la pena o no, si todo el trabajo realizado ha servido para algo, si se es capaz de reconocer el valor de ese perfume, que aunque efímero, casi como todo lo bueno, se nos quedara grabado en ese disco duro que tenemos por memoria. Hasta el año siguiente por primavera, en el que el olor a azahar vuelva a inundar nuestras calles y volvamos a disfrutar de los perfumes, otra cosa es que nos gusten o no.
Se suele decir que para gustos los colores, pero para nuestro caso, los olores.

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